H2o³. Cátedra Arquitectura Sostenible / Taller H
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La finalidad de la Cátedra Bancaja Habitat es promover la investigación sobre los principios proyectuales que deben guiar la enseñanza y la producción de una arquitectura comprometida con el desarrollo sostenible. En consecuencia, su actividad investigadora y la práctica aplicada que de ella puede desprenderse contemplará no sólo las cuestiones Medioambientales y las relacionadas con el Ahorro Energético y de Recursos Hídricos, sin o también aquellas otras de carácter social y económico que están en la base de una actitud auténtica y solidaria sobre la "sostenibilidad" tanto en su dimensión territorial, como en la más propiamente arquitectónica.
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- PublicationReinventar Valencia(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2008) Lozano Velasco, José MaríaEsta ponencia se plantea en el contexto de una Jornada de presentación de la Cátedra Ciudad que, con el nombre LA CIUDAD DE VALENCIA COMO OBJETO DE ESTUDIO podría, a su vez, entenderse como una aproximación a las actividades y, particularmente, a la investigación urbanística y arquitectónica que se pueda producir en el campo universitario en sinergia con el propio Ayuntamiento de la ciudad de Valencia. O al menos así lo entiendo yo. Me acompañan en esta mesa experimentados urbanistas con sancionada responsabilidad en la gestión de la ciudad y ¿estrategas¿ del desarrollo urbano en la modernidad. Sin embargo la reflexión que yo estoy proponiendo es, si me permiten expresarlo así, más espontánea, más directa, a caballo entre mi permanente actividad docente como profesor de proyectos arquitectónicos y un inalienable compromiso profesional en la construcción de esta ciudad, entendido precisamente como garantía de aquélla y argumento básico para mi propia credibilidad universitaria. Me interesa la ciudad como organismo complejo y como organismo vivo y me interesa también una versión ¿que suelo citar recientemente- próxima a las consideraciones del humanista José Olives en su conocida obra La Ciudad Cautiva, en la que ¿ciudad¿ viene de ¿ciudadano¿, al revés de cómo convencionalmente consideramos. Y como hoy no se puede hablar de desarrollo a secas, sino que es inevitable añadir el adjetivo sostenible, no seré yo quien eluda referirme a la componente que más me interesa de la ya famosa trilogía que acompaña al concepto: a su aspecto social. El que implica una especial sensibilidad con el legado generacional, con la morfología urbana que dejamos para su propia evolución en tiempos futuros. No se entenderá por tanto intención de pontificar alguna; ni siquiera el atisbo de unos principios disciplinares a los que referirse o el boceto de una hoja de ruta. Apenas un supuesto táctico, un experimento para su análisis y valoración. Un proyecto o, si quieren, un proyecto urbano. De ahí el título elegido, ¿Reinventar Valencia¿, un puro supuesto teórico y, desde luego ¿para bien o para mal, tal vez en el debate quede aclarado suficientemente- distinto a lo que hay.
- PublicationArquitectura sostenible y conservación de agua(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2008) Lozano Portillo, Ana; Dpto. de Proyectos Arquitectónicos; Escuela Técnica Superior de ArquitecturaEsta monografía presenta la transcripción de la conferencia "Arquitectura sostenible y conservación de agua", pronunciada por Ana Lozano Portillo en el marco de la III Jornada Internacional sobre ahorro de agua organizada por el Ente Público del Agua de la Región de Murcia, celebrada el 12 de junio de 2008.
- PublicationHolanda Vertical(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2008) Vázquez Ortiz, PabloHOLANDA VERTICAL Siempre se ha entendido la fotografía de arquitectura como un medio complementario a la propia arquitectura, documento que, en manos del arquitecto, ha de reflejar las claves de un proceso de proyecto coherente y constante, como aquel documento que detiene el tiempo en el último instante que al arquitecto le pertenece, un tiempo preciso y pausado, en óptimas condiciones de iluminación, sin duda, un tiempo único en la vida de la obra, y a la par, el punto de partida de un tiempo distinto, el tiempo para el que la arquitectura fue proyectada y construida, el tiempo destinado al uso y disfrute de la obra, el tiempo de la múltiple ocupación. Se desvanece aquí el papel de la fotografía de arquitectura como de elemento de comprobación y de constatación de una serie de intuiciones previas, para convertirse en el elemento de transmisión de conocimiento, de difusión de una arquitectura construida y lejana, a priori desconocida, para constituir el aperitivo de una arquitectura real, (pues se entiende que el único documento de la realidad, es la propia realidad), para ser un agente destinado a la seducción, incluso, quizás, a la admiración, pero sin duda, un agente que incita a la contemplación in situ, a la visita arquitectónica, tan necesaria y placentera, dada la no objetividad e inocencia de las imágenes previamente ofrecidas, pues solo mediante el empleo de los cinco sentidos, se puede conocer, comprender y disfrutar plenamente una obra arquitectónica. Visita arquitectónica más placentera, si cabe, cuando se produce asociada a la actividad universitaria, formando parte del viaje de estudios, antesala del viaje del arquitecto, donde las emociones se acumulan, condensan e intensifican dado el reducido espacio temporal en que éstas se producen. Y es entonces, cuando la fotografía, en manos de un individuo ajeno al proceso constitutivo de la obra representada, llamémosle arquitecto o incluso¿ fotógrafo, deja de ser un elemento de toma pausada y estable que, dirigido desde la razón, está a la espera del instante optimo, del instante único, para convertirse en un elemento a merced de las emociones propias y personales de cada individuo, a merced de un tiempo cambiante y variable, un elemento destinado a capturar, no la obra fotografiada de un modo aséptico, descriptivo y pleno, sino destinado a capturar las sensaciones y circunstancias propias del momento de la toma, a capturar aquellos aspectos determinantes y definitorios de la obra fotografiada que, tiempo después, activen la memoria del arquitecto¿ llamémosle fotógrafo, y que con la ayuda de las vivencias y recuerdos de éste, recompongan una realidad vivida, no solo anhelada. Solo así, la fotografía en su relación eterna con la arquitectura, deja de ser fotografía de arquitectura, para ser fotografía de viaje, para dar un nuevo formato a aquellos viejos apuntes que el arquitecto tomaba en sus extensos y prolongados viajes que nunca debimos perder y ahora condensamos, para ser una fotografía personal y subjetiva, una fotografía claramente intencionada que, como ocurriera con aquellos apuntes, componga el cuaderno de viaje. Y es en este punto en el que nos encontramos, el de la presentación del cuaderno de viaje del que, estudiantes y profesores del Taller H, realizamos a Holanda en Marzo de 2008. Un cuaderno de viaje intencionadamente incompleto y nunca comentado, un cuaderno de viaje que, a través una serie de imágenes parciales y siempre verticales, refleja una mirada perversa sobre la obra construida en un territorio extraordinariamente horizontal, un cuaderno de viaje que tiene por objeto reactivar le memoria de cada uno de los participantes en el mismo, un cuaderno de viaje que cada uno haga suyo. Por último, cabe mostrar mi más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que han hecho posible que este cuaderno de viaje tome forma, en sus más diversos formatos, desde el viaje hasta esta publicación, sin olvidar el proceso de selección, o la exposición de las imágenes en Equipopropio, muchas gracias a todos. Sin más, invitar a que cada uno complete su propio cuaderno de viaje, pues éste es solo un punto de partida, punto de partida al recuerdo, punto de partida a viajes futuros. Pablo Vázquez Ortiz. Arquitecto autor de las imágenes.
- Publicationdos mas uno(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Dosmasuno Arquitectos¿CUÁNTO CUENTA REALMENTE DOS MÁS UNO? Tengo amigos matemáticos de los que "sólo" he aprendido la poesía de sus exquisitas formulaciones, la belleza exacta de sus ecuaciones complejas y la formalización de la verdad en sus enunciados categóricos. Así que no tengo una respuesta única para la pregunta que me formulo, y encuentro adecuada, para la presentación de esta tríada de arquitectos, este trino, que encarnan ¿por el orden que ellos declaran- Ignacio Borrego, Néstor Montenegro y Lina Toro, quienes entre los tres (esta suma si es fidedigna) alcanzan veinticuatro años de titulación, que es cifra considerable para una trayectoria profesional madura. Entre las publicadísimas viviendas para la EMV en Carabanchel y las no menos importantes para La Maquinilla en Colmenar Viejo han transcurrido cinco años que no han lastrado el reconocimiento de ser, ambas, primeros premios de sus respectivas convocatorias de concurso. Cómo también lo fueron las de Vallecas en 2005 o la Biblioteca y Museo de la Universidad de Alcalá de Henares en 2007. En un currículum como el suyo, que no evita la dedicación teórica que supone la dirección de la Revista Arquitectos del Consejo Superior de los Arquitectos de España (obtenida también en concurso abierto), empiezan a pasar inadvertidos otros galardones, pero obsérvese que todos los proyectos que ocupan las siguientes páginas, y que han sido cedidos generosamente por sus autores para esta colección, han sido merecedores de honor en la correspondiente licitación. Es admirable la muestra de madurez que demuestran algunos de los proyectos más complejos ¿es excelente su propuesta para el Campus de la Justicia de Madrid-, como encomiable la frescura que caracteriza su propuesta para el Edificio de Accesos y Servicios, aceptando con naturalidad las trazas obligadas por los ganadores del conjunto. Y es, en ambos casos, destacable la capacidad de trabajo ejercida desde que abrieron estudio y compatibilizada con su dedicación a la docencia de proyectos. Tampoco han eludido el rigor necesario para emprender proyectos de intervención en el patrimonio construido; el Centro de Arte en el Matadero de Madrid o la Actuación en las ruinas romanas de Quintanilla, en Palencia, son dos buenos ejemplos de cómo hacerlo con el debido respeto a la preexistencia y una sensibilidad apropiada en su habilitación y ampliación en su caso, transformación arquitectónica al fin y al cabo. Y además hay alguna relación entre unos y otros, entre las acciones de primera planta y las que lo hacen sobre lo construido, además de la calidad como distintivo. Y, he podido comprobarlo en su comparecencia en esta Escuela, como miembros de un Jury de Fin de Carrera primero y como conferenciantes después, tienen una rara facilidad para comunicar, de manera didáctica y apasionada, no exenta de disciplina y precisión. Así que del conjunto de virtudes tan infrecuentes no extraña un resultado siempre rico en la forma y bien construido en las ocasiones que se ha visto materializado. Hay además una componente de humanidad, de buen trato, vaya! De generosidad que, como en las fórmulas matemáticas más elegantes multiplica los efectos. Su obra enriquece nuestro acervo intelectual. José María Lozano Velasco. Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.
- PublicationElisa Valero(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Valero Ramos, ElisaMENOR O IGUAL QUÉ. Los arquitectos, habitualmente aficionados a la matemática sencilla, a los enteros más que a los quebrados, a los módulos, las series, los ejes, las simetrías y las transparencias, admiramos ese oximorón miesiano de ¿menos es más¿ que es, también, el sumum del expresionismo elemental. Y tal vez la arquitecta Elisa Valero, cuya obra autodenominada menor tengo el honor de glosar con estas letras, milita también en este orden de ideas. Educada a partes iguales entre el rigor y la sensibilidad, hace del primero un ejercicio de precisión y cierta humildad y, de la segunda una práctica ¿más instintiva que intuitiva- de naturalidad y buen gusto. Claro que los antecedentes académicos que la adornan (de los familiares no es necesario hablar) han sido cultivados con tanto mimo como esmero. Y que la trayectoria de prematura madurez que ya hoy la caracteriza no es fruto del hazar sino de la cultura del tesón y del esfuerzo. Hay algo de transhumancia, de buhonera de raro postín, que ha guiado su andar arquitectónico, como una magia anclada en el sistema métrico decimal, deudora de Leonardo y del modulor de Le Corbusier, que se reconoce en los guiños más amables que salpican los espacios, las atmósferas, que son seña de identidad en sus creaciones. No seré yo (ni tampoco lo será Plácido Arango) quién escatime un elogio para la obra de esta mundana arquitecta afincada en Granada. Ni será el lector capaz de encontrar debilidad alguna en el calificativo universal que me atrevo a anteceder a su oficio; por el contrario reconocerá en el disfrute de la arquitectura que sale de su tablero, cuánto de biográfico hay en la misma y cuánta cultura contienen sus trazos. De la caja metálica que encierra la venta del medicamento al secuestro del sol bajo una parra del Albaicín, desde el juego sabio entre exterior e interior ¿ese ADN heredado del movimiento moderno, del racionalismo en suma-, de la apropiación legítima que sobre el espacio urbano ejerce el doméstico, que caracteriza la intervención en la clínica dental, caja a caja (de cristal). Y cuánta dulzura al reorganizar el espacio de un viejo convento que, bañado por una nueva luz, aumenta en calma mientras crece su confortabilidad. De esa pasta está hecha esta joven arquitecta que ya colecciona premios y éxitos profesionales sin abandonar docencia e investigación siempre ligadas al proyecto de arquitectura. Becada en Roma y profesora visitante en numerosas Universidades extranjeras, se ha ocupado de la vivienda social y de la bioclimática, de la intervención en el patrimonio, de los equipamientos, sin abandonar su producción de textos entre el ensajo, la crítica y la lección. Y ahí está, para mi satisfacción, en las últimas páginas de esta publicación, ese rincón de su estudio, ventana, mesa de trabajo, silla popular y un libro abandonado a un falso descuido, en el que es más fácil identificar un pórtico que su propio título. Y que es como un autoretrato de su autora. El discurso lectivo del Taller H se creció con sus lecciones como se crece hoy su patrimonio cultural con la aportación de estos cuatro trabajos que contiene este nuevo H20³. Y poco puedo yo añadir a los sutiles comentarios que Elisa Valero hace acerca de las fotografías que ilustran su trabajo. José María Lozano Velasco. Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.
- PublicationCentro de Documentación Arquitectónica en Nazaret. PFC 2006(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Bruns Banegas, SergioEL ¿SENSORACIONALISMO¿ DE UN JOVEN ARQUITECTO. No puedo por menos que glosar este concepto que el lector verá comentado en las páginas que siguen y que componen esta primera publicación de la obra proyectada por este joven arquitecto que inaugura la serie de cuadernos concebidos para documentar y dejar constancia de los proyectos más brillantes que ha generado, y valorado, la docencia del Taller Hilberseimer, popularmente conocido en la Escuela de Valencia como ¿el H¿. No me extenderé aquí sobre otro concepto, el de diversidad, que sin duda alguna para mí, conviene y se compadece con la propia disciplina de la arquitectura y, más aún, con la arquitectura contemporánea, hasta llegar a ser, en este Taller H, una auténtica guía didáctica. Realmente no me extenderé en nada porque el Proyecto que Sergio Bruns ha concebido para resolver un Centro de Documentación Arquitectónica que, a la vez que soluciona el uso del que toma nombre, ponga en valor un amplio ¿y degradado- espacio urbano de la periferia o del suburbio valenciano con nombre tan repleto de connotaciones como Nazaret, ¿habla por sí mismo¿. Explícito e intimista a la vez, recorre con equivalentes dosis de rigor y emoción, un pedazo de territorio y un organigrama funcional. El análisis morfológico y la aproximación social que se produce sobre el lugar es más que la tópica atención al medio que inevitablemente se reclama en cualquier tratado o lección de arquitectura; hay algo más: hay una relectura biográfica, una ¿digestión¿ arquitectónica de todo lo que el vecino, el visitante, el forastero, el ¿urbanita¿ en general, se ¿va comiendo¿ en un sencillo paseo por este Barrio que ha sostenido las más duras consecuencias de un progreso industrial y económico que requirió la ampliación sur del Puerto de Valencia y la desaparición de su ¿playa urbana¿. El Proyecto Final de Carrera de Sergio Bruns ha sabido encontrar claves muy disciplinares para poner en valor este trozo de Valencia sin abandonarse a la nostalgia poco fecunda de que ¿cualquier tiempo pasado fue mejor¿. Los rasgos formales y materiales con los que se construyen los espacios específicos que el ¿edificio¿ encierra se me antojan deudores de un universo culto que tiene en el expresionismo alemán sus más ignotos antecedentes (en un amplio repaso desde Hans Poelzig a Erich Mendelsohn, sin olvidar episodios relevantes como los que Jozef Plecnick representa) y en la reinterpretada arquitectura troglodita de su tutor académico influencias más o menos pretendidas o consentidas. Sea como fuere fui testigo de una evolución sostenida por la reflexión y la autocrítica, una suerte de emancipación del discurso proyectual con respecto a su autor, seguramente derivado de la potencia con la que sus primeros bocetos acertaron a manifestarse. Y hay asuntos sobre los que sí deseo llamar la atención del lector, sobre todo del estudiante lector, del alumno lector de este Taller de la Escuela de Valencia que tiene entre sus principales activos a los que se supone destinatarios pasivos de su docencia. El manejo de la luz como materia maleable: un manejo que exige ¿como se cumple en esta ocasión- más habilidad y eficiencia que la falsa poética en la que a menudo se escudan sus teóricos más vulgares. En este proyecto la luz se reparte con espátula y se adhiere o resbala sobre los muros, se cuela por los intersticios o se refleja sobre superficies aparentemente no especulares, cae en cascada cuando conviene y se afila (como un hilo) cuando te invita a seguir itinerarios misteriosos aunque, siempre, de final feliz. Y las ¿pesas y medidas¿ que, en la nonata teoría arquitectónica del viejo maestro valenciano Juan José Estellés, se refieren a funcionamiento y estándares dimensionales, están en este proyecto cuidadosamente tasadas, equilibradas y distribuidas. Así que ese ¿sensoracionalismo¿ que al autor tanto interesa, está efectivamente, en las claves de excelencia del proyecto que con tanta satisfacción estoy, brevemente, celebrando. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
- Publicationpicado de blas(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Picado, Ruben; de Blas, María JoséSOBRE LA CUADRATURA DEL CÍRCULO. Ignoro cuántas veces se habrá hablado de la obra de estos arquitectos en los términos que propongo como título de este breve escrito de presentación de alguno de sus proyectos. Desconozco si alguien ha escrito ya con más acierto ¿y si lo ha hecho seguro que es así- acerca de esta manera de investigar en la geometría circular para ponerla al servicio de la razón funcional y hacerla depositaria de una enigmática belleza. Rubén Picado y María José de Blas, forman estudio y pareja y ya terminaron juntos la carrera en el año 1990 en la Escuela de Madrid. Yo creo que compartimos maestro, ellos directamente, yo en la admiración que me merece, en Alberto Campo Baeza. Y también les ha quedado el gusanillo, que ambos son profesores de arquitectura en la actualidad. ¿Del objeto al espacio¿ recorremos con ellos, en estas páginas que ya han alcanzado la categoría de lección, sus proyectos y sus construcciones, reflexiones llevadas a lo material, a una realidad de pesas y medidas. Y lo hacemos con un hilo conductor, invisible, muy delicado, que es como una alegoría de la música, un ritmo preciso, modulado. Yo creo que sus proyectos contienen siempre ese ingrediente casi científico que se asemeja a los elementos nucleares generadores de vida, y que así se caracterizan por encima de un continente que suele atrapar la austera belleza de lo estricto. Así lo ilustra, tan bien, el gráfico de praxis que contiene su monografía de ea! ediciones de arquitectura Cuando les vimos explicar en nuestra Sala de Grados su Intervención Paisajística en el Parque Playa de la Espasa, en el asturiano Concejo de Caravia, -sus candelas en el camino de santiago- comprendimos cuánto mimo ponen en cada uno de sus proyectos. Algo que ya anunciaba su Pasarela peatonal sobre el río Henares en Guadalajara. Me detuve con atención ante el panel que resumía su Escuela Infantil para niños hasta tres años de edad en Arganda del Rey cuando se expuso en la Muestra de Jóvenes arquitectos españoles, destacada por su calidad en tan estupenda compañía. Y es gratificante recordarla ahora mientras sus autores no ahorran abundante material complementario que añade interés al resultado. La Comisaría de Policía y Protección Civil de Villanueva de la Cañada es como un contrapunto que demuestra la inteligencia de una estrategia proyectual común, capaz de ofrecer resultados formalmente diversos. Aunque emparentados por la eficacia y cierta belleza. Y en la propuesta para la sede olímpica de Jockey del malogrado Madrid 2016, hay una magia volátil, dinámica, que también he querido encontrar en las instalaciones deportivas proyectadas para Vallehermoso. En ambas se da como un estadio superior de la aplicación práctica de tanta obsesión geométrica y modular, de tanta sensibilidad prendida; complicidad tan satisfactoria en materia arquitectónica. Así que del objeto al espacio es un discurso disciplinar bien medido y que juega con la inmensa ventaja de saber leer el espacio existente, de saber disfrutarlo y de saber enfrentarse a la creación de un objeto desde un profundo conocimiento del espacio. Así cualquiera! José María Lozano Velasco Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.
- PublicationNueva Sede para la Universidad de Arquitectura IUAV de Venecia. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Cardiel Casado, ÁngelaEs al final del viaje cuando podemos juzgar con perspectiva la evolución del camino andado. Así, se traduce en una única idea la experiencia adquirida a lo largo del proceso proyectual. El modo en el que se debe abordar un proyecto, comenzará en mi opinión desde el plano más íntimo del individuo, desde la vivencia personal de cada uno, para en una segunda fase, desencadenar en la base conceptual de la propuesta. Es así como se ha afrontado el propósito, concluyendo en una idea que derivará de la experiencia concreta, en una situación específica de un momento dado. Venecia se resume en sutilezas, sensaciones, experiencias y matices que inquietan el alma y es así como converge el proyecto en una propuesta definida, conformada en síntesis por emociones.
- PublicationCentro de Documentación Arquitectónica de Arquitectónica en Nazaret. PFC 2007(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Broseta Bronchú, EstherARQUITECTURA DE MUJER. Hay un sabor, o un calor, en cada una de las páginas, en cada uno de los dibujos que ilustran a continuación este proyecto de Esther Broseta, que reconocemos habitualmente en el resultado que tejen unas manos de mujer. Cuando se cumplen diez años de la pérdida de la arquitecta Cristina Grau1 tengo una satisfacción muy íntima al descubrir el análisis minucioso que este proyecto aborda en una zona degradada de la ciudad, como es el barrio de Nazaret, con dosis equivalentes de decisión y fantasía; al contemplar la contundencia y la belleza de un trazado regulador que parte del reconocimiento de lo existente y se confiere a la vez en plantilla o matriz de lo que se propone. Esa planta accidentada en su contorno, esa traza, que contiene un conjunto de piezas ordenadas con la pericia del bricoler y la afición del coleccionista, tiene también algo de bolsa generadora de vida, y los espacios no ocupados, intersticios de formas más ambiguas y premeditadamente diversas, me parecen más una suerte de líquido elemento, de fluido denso e inteligente, que traslada al usuario y al espectador en un recorrido placentero ¿que viene de placer y que puede venir de placenta- en sí mismo, en la búsqueda de la especialidad funcional. Se coloniza el espacio externo como lo hacen los seres vivos al ¿marcar¿ territorios propios, y las arañas de Louise Bourgeois que habitan las infografías de la autora también tejen, como ella misma, una estructura liviana y suficiente para dejar atrapado en la red el espíritu más sensible. Creo entender un objetivo primordial que no es otro que la dignificación del habitante -como siempre conviene a la buena arquitectura- que se trasluce en la complejidad moderada de las secciones, en las apuestas estructurales y constructivas, en la elección y disposición de los acabados, que se van comprendiendo con la costumbre hasta reconocerlos con naturalidad en una lectura poliédrica que acompaña el tiempo de su utilización. Las piezas cristalizadas que emergen de los planos generales de cubierta, lo hacen como rocas un tanto etéreas, como cúpulas fractalizadas para ser oteadas desde la lejanía mientras cuelan en una edificación aparentemente fortificada pedacitos de cielo que la hacen estallar y ser libre. Y un vocabulario tan críptico como mágico va grafiando superficies, techos y paredes, suelos por reflexión o por sombras, con la gracia espontánea del dibujo infantil y la sofisticada eficacia del pictograma. No me extraña la atención que la arquitecta presta a conceptos como filtro, luz o agujero; tres versiones en su proyecto de una misma idea generadora de ambientes cálidos y amables que unen a una lógica organizativa y dimensional episodios relevantes que resultan el mejor tratamiento para una construcción dedicada al estudio y la difusión de la arquitectura contemporánea. Y son también estos tres conceptos los que matizan el espacio urbano y su definición material, tan construido como las piezas que lo configuran o lo limitan, en una calidad de unidad estratégica que preside toda la intervención y caracteriza el resultado. Un discurso completo y muy maduro, sorprendentemente maduro, que me honro en valorar como merece. 1 Cristina Grau, arquitecta valenciana de una conocida saga de arquitectos alcoyanos fue también pintora y profesora de proyectos de la Escuela de Valencia. Impulsó las primeras convenciones de mujeres arquitectas en España y pudiera haber sido la primera catedrática de proyectos arquitectónicos de la Universidad Española. Su obra construida y sus ensayos son de referencia para la arquitectura moderna en Valencia José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
- PublicationAmar mi territorio(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Lozano Velasco, José MaríaAMAR MI TERRITORIO es la intervención, con formato de ponencia, que presenté en el Curso Medio Ambiente. Un medio de oportunidades que tuvo lugar en la programación de la XVII edición del Foro Universitario Juan Luis Vives. En ella expuse algunas ideas todavía muy elementales acerca del concepto de innovación territorial, ligado al de sostenibilidad y al de gobernanza, en un intento de acercamiento a disciplinas muy complejas, desde la arquitectura hasta el urbanismo.
- PublicationMediateca en Amsterdam. PFC 2006(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Sánchez Santos, SofíaMOVIMIENTOS CONTROLADOS. El Proyecto Fin de Carrera de Sofía Sánchez, que es un proyecto espléndido, es además y por cierto una buena prueba de las excelencias que normalmente provee el programa de movilidad estudiantil Erasmus y, más particularmente, con ocasión del PFC. Frente al mal menor de un puñado de estudiantes mediocres que lo utilizan para acortar aprendizaje y mermar responsabilidades, la mayoría, como este mismo proyecto demuestra, añade al conocimiento de un país y una lengua diferente una experiencia arquitectónica nueva, un punto de vista diferente y la aportación de sensibilidades pedagógicas y profesionales que unir a su aprendizaje en la Escuela de Valencia. De manera que este ¿barco varado¿ en las procelosas aguas todavía no ganadas al mar para construir una Mediateca en Ámsterdam ha permitido a su autora indagar en cuestiones que van desde lo urbanístico hasta lo constructivo, desde el lenguaje formal hasta la elección del material, desde las costumbres sociales al uso específico. Y podemos concluir que ha devenido un edificio muy holandés. Sé que no es ajeno al resultado final un asesoramiento sistemático, profundo y muy exigente de su tutora en Valencia, la profesora Marta Pérez, pero el espíritu del proyecto nació en la Escuela de Ámsterdam y está presente hasta su definitiva formalización. Es un proyecto complejo que persigue encontrar, y servir al usuario, espacios abundantes y de múltiples lecturas ¿aspecto que conviene siempre, no me canso de indicarlo, a la arquitectura y más aún a la arquitectura docente o cultural- que en el movimiento y en un discreto mecanicismo alcanzan su expresión más radical. Pero es, también, un proyecto claramente unitario ¿y si la multiplicidad citada conviene, la unidad se me antoja imprescindible- que confía a un mismo tratamiento final, a una volumetría contundente y a una sección muy poderosa, el discurso formal definitivo. Y si en él podemos apreciar una razonable influencia de la omnipresencia de OMA y de su líder Rem Koolhaas, no creo yo que el conocido Club de Golosov esté ausente. Un trabajo minucioso guía la reinterpretación del programa, esa ¿reprogramación¿ que suele ser la primera actividad del arquitecto en la asunción del programa funcional, a la vez que se compromete en la construcción sistemática de una maqueta de trabajo tan necesaria en la ejecución como en la comprobación de su propia eficacia, mientras se comporta como una operativa analogía para la futura edificación. Y son tan precisas las propuestas constructivas de detalle como la elección de los acabados, una y otras plasmadas en los dibujos de detalle y en las infografías y maquetas virtuales de los espacios pretendidos. Una exposición impecable, de la que ahora doy fe como Presidente del Tribunal que valoró su defensa, además de hacer explícito el dominio que Sofía ejerce sobre su proyecto, complementó con rigor una documentación ya muy completa y anunció premios y éxitos posteriores que hoy son una realidad y se recogen, para la satisfacción de sus profesores, en esta publicación. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
- PublicationCentro de Documentación Arquitectónica en La Punta. PFC 2006(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Rodríguez, Jesús MaríaLa arquitectura de este centro de documentación va más allá de su realidad cercana. Escapa a la materialidad que lo ha hecho complejo y lleno de vida. Se acerca a los dibujos de Escher y a los grabados de Piranesi pero esta vez la perspectiva es real. La continuidad espacial se abre al paisaje y dialoga con él. La arquitectura de forjados y pilares que se desmaterializan para dejar paso al diálogo, a la palabra hecha imagen a una fachada capaz de transformarse de modificar su aspecto y por lo tanto el del edificio y de cambiar. ¡Qué importante es hoy cambiar y ser capaz de responder a necesidades en constante evolución! ¡Y cuanto más lo es comunicar, informar, transmitir ideas! Un espacio mediatizado como verdadero comunicados de la arquitectura. El centro de documentación arquitectónica es un juego de experiencias entre la ciudad y la huerta. Entre lo público y lo privado. Lo real y lo virtual. Su arquitectura propone unos conceptos de espacio y una construcción que todas las imágenes, planos y palabras no podrán sustituir. La experiencia de recorrer esas exposiciones, perdernos en su mediateca, tomar un café con unos amigos o ver la ciudad desde las alturas. La experiencia del espacio, de la realidad construida. La arquitectura como experiencia espacial de la tecnología y la información.
- PublicationCentro de Acuicultura en Almassora. PFC 2006(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Aparici Galdón, Maria DolorsIMPACTO POSITIVO El proyecto de Dolors Aparici, o más exactamente, la convocatoria en la que mediante Convenio con el Ayuntamiento de Almassora se propuso trabajar en un Centro de Acuicultura en su término municipal, inaugura una fase en la que el Taller H ha querido comprometer con el territorio sus trabajos de Fin de Carrera. No podía ser de otra manera porque el lugar confiere el primer determinante a un proyecto de arquitectura. En consecuencia se propuso a los estudiantes ensayar soluciones muy ligadas al territorio y al río Mijares, cuyo lecho merece la caracterización de espacio protegido que le adjudicó en su día la Generalitat Valenciana. Estamos habituados a exigir estudios de impacto ambiental cuando se interviene en espacios, ya sean urbanos, rurales o paisajísticos, de especial delicadeza. Pero también es habitual que la valoración se haga desde presupuestos de minimización del impacto visual o ambiental, con un razonable temor a romper equilibrios existentes, a modificar en exceso escenarios ambientales frágiles, a romper armonías fabricadas en el transcurso de la historia. Sin embargo, pocas veces aspiramos a establecer un ¿impacto positivo¿, a aumentar el equilibrio mediante la incorporación de piezas nuevas capaces de sumar calidad al conjunto mientras se configuran en sí mismas como elementos de valor estético, a modificar mejorando, a añadir al discurso histórico el episodio que corresponde por su actualidad y que completa provisionalmente una lectura siempre inacabada. Por ello esa estrategia transversal en la que este proyecto se aplica, apostando por una colonización que va desde la ermita y el azud hasta la desembocadura es, ya de entrada, su principal acierto. Y la racional organización, tanto en la disposición y el dimensionamiento de los diferentes espacios, como en la formalización externa e interna de los volúmenes que los acogen, en su conclusión más apreciable. Porque el edificio que ha dibujado su autora es mucho más que un contenedor funcional preciso y un estuche elegante que se inserta amablemente en el paisaje próximo al río. Es un sistema de relaciones dentro-fuera que confunde, también en positivo, interior y exterior entendiéndolo como unidad indisoluble. Hay orden y geometrías rigurosas, hay modulación y proporciones casi mágicas y hay una lógica doméstica, un sentido común, una cierta austeridad de trazos y gestos, que hacen del conjunto una experiencia reconocible para el usuario y para el visitante, como si de un recuerdo de su propia trayectoria vital se tratara. Su eficacia funcional y la necesidad de atender a requerimientos muy estrictos en materia de producción no han perjudicado en ningún momento el objetivo de llegar a formar parte imprescindible de un nuevo paisaje del frente fluvial enriquecido. Se confía a un armazón de planos horizontales y verticales la capacidad de establecer zonificaciones, recorridos y visuales que materializan con éxito ese sistema de relaciones entre espacios climatizados y exteriores al que me he referido con anterioridad y que garantiza la bondad de la operación arquitectónica. Los elementos emergentes ponen el contrapunto adecuado a la ligera ondulación del cerramiento de la plataforma de base, erigiéndose como los faros o torres de vigía que jalonan las tierras del mediterráneo. De manera que ese impacto positivo que a menudo reivindico ante mis estudiantes, tiene en este proyecto un ejemplo muy ilustrativo. Un ejemplo de cómo la técnica al servicio de la sensibilidad en la construcción de espacios útiles para el hombre sigue siendo la mejor definición de esa arquitectura que amamos tanto. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
- PublicationEL ALMA DEL MUNDO(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Rafael Trénor Suárez de LezoUN ANIMAL INMENSO Arriesga H20³ al adentrarse en un territorio mágico como el que coloniza la sagacidad artística de Rafael Trénor. Porque el artista valenciano, heredero del trabajo colectivo de pensadores y poetas, de grabadores y navegantes, de matemáticos y escultores que desde estas tierras levantinas han ido dejando pautas de valencianía por el mundo entero, se enfrenta con la naturalidad que le permite su vasta cultura y un tesón poco frecuente a la construcción ¿porque la creación es, ya, un hecho- de la escultura más grande (monumento la llama su autor) de la Tierra. Y es el alma, alma cúbica y esférica del mundo, como si del oximorón más grande y también más rico en connotaciones sensibles se tratara, la que producirá o, mejor, está produciendo cada uno de los ocho trabajos (cuatro menos, por esta vez, que los de Hércules) escultóricos tan iguales y tan diferentes, siempre triédricos como corresponde a los vértices del cubo, siempre irradiando energía y una mística que eleva la categoría humana del observador a cotas de las que nuestra civilización se encuentra hoy tan ayuna. Cambiarán los tamaños, tal vez la textura última de su acabado; cambiará el significado de la huella que el artista universal va dejando en cada uno de esos ocho lugares identificados como una proeza pangeográfica por su ¿buscador¿ de tan sencilla como eficiente factura. Pero el espectador alborozado descubrirá idénticos rasgos comunes en la belleza del resultado que no son otros que los que le confiere la capacidad de su autor al encerrar, de un solo golpe maestro, la singularidad del lugar engrandecida por su pertenencia al discurso platónico que le da origen. Veinte años atrás, cuando acabaron los trabajos del proyecto de la siempre inconclusa Esfera Armilar, surgió la idea que terminará dejando en cuatro parejas de antípodas geográficas una traza estética para la lectura cosmogónica. La Isla de Cocos y la de Maíz (ya concluida); Moloka'i (que ya es realidad) y el desierto de Kalahari; el Lago Baykal y Tierra de Fuego (donde ya emerge un nuevo vértice, bellísimo, casi a orilla del atlántico); y Galicia (tal vez Finisterre) y otra isla, la del Sur, en Nueva Zelanda. Como si de un nuevo Descubrimiento colombino se tratara, una suerte de respetuosa y profunda colonización espiritual al alcance del hombre moderno. El trabajo no es ajeno a sus Planetarios de exquisita factura en mármoles diversos seleccionados por su color y significado; a su propuesta de Monumento a la Tolerancia en los montes próximos a Salzburgo; a su homenaje a Cervantes y a la literatura que el Axis Mundi representa; ni, por supuesto, al Gran Tetraedro o (tal vez desvelo algo) al proyecto del Globo Celeste de Balansiya que llena ya páginas de sus cuadernos de dibujo. No es ajeno, en suma, a una concepción del mundo ¿y a un compromiso con esa concepción- tan alejada del consumo irresponsable de sus recursos que hoy parece caracterizar la sociedad moderna, como empeñada en la recuperación de valores y principios que no por viejos han perdido actualidad espiritual. Si, como con generosidad anuncia el autor, me cabe el honor de formar parte del equipo responsable de que el vértice gallego sea en breve una realidad, habré crecido definitivamente en una sabiduría que lleva un tiempo alimentándose de la amistad con Rafael como desde ahora mismo aumentará la del lector que se entregue decidido a la lectura de las páginas que siguen y a la reflexión profunda que sus imágenes procuran. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos y responsable del Taller H.
- PublicationCentro de Documentación Arquitectónica en Nazaret. PFC 2006(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) García Aldave, Santiago RobertoESTRATEGIAS TERRITORIALES. El Proyecto de Fin de Carrera de Yago, como familiarmente llamamos a su autor, es una reflexión territorial sorprendentemente madura para ubicarse en el campo disciplinar al que corresponde. Obviamente indica una formación y unos conocimientos que trascienden la enseñanza habitual en nuestras escuelas y que es el fruto de un aprendizaje personal, mantenido en paralelo al que se obtiene en las aulas, que ha caracterizado habitualmente a los estudiantes de arquitectura. Y si quiero prestarle especial atención con motivo de la publicación de este Proyecto, entre los de excelencia del Taller H del que soy responsable desde su implantación, es porque dicha práctica exógena ha dejado de ser tan frecuente entre un alumnado que tiende a conformarse con una docencia convencional, en ocasiones burocratizada en exceso, y aplicarse a la búsqueda de caminos críticos de menor dificultad, sin apreciar grados de rigor o de eficiencia que necesitan más que una complicidad del estudiante. Hemos defendido asiduamente la necesidad de que un cierto nivel de investigación forme parte principal del proyecto de arquitectura con el que se finaliza la carrera y esto es, tal vez, lo relevante del proyecto que se presenta. Concebido como una indagación territorial que va más lejos de considerar la necesidad finalista de construir un Centro de Documentación de Arquitectura Contemporánea (y convirtiendo el propio trabajo en documento a incluir en la virtualidad de lo proyectado), expresado exhaustivamente combinando la información con los objetivos que de ella derivan, el resultado tiene carácter de estrategia territorial. Y establece un discurso de articulaciones y límites, de continuidad e inflexiones, de unidad y reconocimiento de lo particular, que lo hace especialmente apreciable. A la profundidad del análisis no parece ajena la posterior radicalidad en la elección de las formas, ni una más que efectiva relectura del programa de necesidades y la organización funcional que con aquél se compadece. De manera que el resultado recorre con habilidad arquitectónica las diferentes escalas de intervención que el enunciado propone. Es un acierto entender el área metropolitana y comprender las carencias en su seno que el barrio de Nazaret, y su especial relación con el Puerto de Valencia, puede ofertar en una doble operación en la que se rehabilita en sí mismo al tiempo que mejora el conjunto. La valoración de sectores, vialidad, redes de transporte, equipamientos e infraestructuras, conlleva en la práctica un esqueleto estructural al que la arquitectura elegida dará forma finalmente. Se asume el paisaje industrial del Puerto ¿y más específicamente el soberbio perfil de las grandes grúas que vienen a sustituir en la actualidad a los automóviles, a los paquebotes y los aeroplanos del imaginario inspirador de la arquitectura del Movimiento Moderno- y se eleva a categoría estética con su reinterpretación edilicia. No se descuidan los aspectos espaciales, ni el tratamiento de la luz natural o la elección de acabados que refieran, o incluso complementen, la función primordial a la que el edificio se destina. Hay una coartada organicista que subyace muy oculta en el hilo argumental de este proyecto que se me antoja muy ligada a su génesis y a su proceso; probablemente inclusa en el propio carácter estratégico que representa, me permite colegir su importancia en el campo de una arquitectura que pretende elevarse por encima de la construcción y la resolución funcional hasta hacer de ambas cosas un relato espacial emocionante. Y hay también una minuciosidad en cada apartado, que es pariente del rigor y de la eficiencia que persigue ¿hoy más que nunca- una disciplina que no por mantenerse en el campo de las Bellas Artes, puede eludir su compromiso con la producción y el progreso; y, por banal que resulte la consabida repetición, con el desarrollo sostenible. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.
- PublicationReordenación urbana y nuevo foro para el Cabanyal. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2009) Requena Crespo, Francisco VicenteSISTEMAS La propuesta de proyecto para un Centro de Relaciones Internacionales de la UPV en las cercanías del Campus de Vera pretendía que sus autores resolvieran algo más que un edifico dotado con los espacios capaces de albergar funciones específicas de enseñanza y residencia. Invitaba al estudiante a indagar sobre una estrategia territorial y, también, sobre una manera de construir ciudad a partir de las necesidades politécnicas vinculadas a su vocación internacional, imbricándose en el tejido urbano residencial no especializado. Y resultaba una buena ocasión, además, para comprometerse en la revitalización urbana de esa zona de los poblados marítimos cuyo grado de degradación es objetivable y que tanta polémica ha suscitado con motivo del famoso plan de prolongación del Paseo de Valencia al Mar. El trabajo de Fran Requena al respecto es aún más que todo eso, es un principio de investigación rigurosa que maneja con idénticas dosis de creatividad y razón la escala urbana y el detalle, el espacio público y el privado, el equipamiento y la función doméstica. Se ha diseñado para ello una urdimbre conceptual muy potente -la que nos permite hablar de sistema- que se materializa en una malla de cierta densidad en la que espacio libre y edificación se muestran como complementarios imprescindibles ¿lo que me invita a utilizar el plural, sistemas- y casi intercambiables si a confortabilidad ambiental nos referimos. Claro está que ello responde a una reflexión muy madura, muy culta y muy intensa a la que su joven autor lleva ya un cierto tiempo entregado (y esto he tenido oportunidad de constatarlo ampliamente durante los dos cursos en los que se ha desempeñado como becario de segundo ciclo en la cátedra universidad empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Hábitat, de la que soy responsable). De tal reflexión da buena cuenta el excepcional documento que, como memoria, acompaña a una prolija relación de dibujos ¿desde los de implementación del conjunto hasta los de detalles del material y el mecanismo constructivo- primorosamente recogidos en buen número de paneles de densidad poco frecuente. Por esta vez evito intencionadamente referencias específicas al contenido del proyecto, mientras me comprometo en el reconocimiento de su calidad, ya que los textos que me acompañan (incluidos los de su autor) hacen una exhaustiva justificación de lo proyectado; desde las trazas generales hasta la tipología de pequeñas viviendas, desde los criterios compositivos, hasta las definiciones formales, todo queda atado por un discurso muy preciso que recorre ¿tal vez sin saberlo- caminos que van desde Lods y Prouvé hasta Koolhaas y Zaera. Hay una sensatez en la elección de los materiales y las técnicas constructivas que parte ¿como debe ser- de aquello que se conoce sin eludir un adecuado nivel de riesgo en el ensayo de soluciones más atrevidas; ello nos permite saber el nivel obtenido en la enseñanza universitaria al tiempo que nos da pistas de la capacidad de indagación del estudiante en su etapa final de aprendizaje. El interés de las soluciones finales, su valor formal y, en suma, arquitectónico aparenta, sin embargo, una naturalidad que parece desprenderse del auténtico objetivo del proyecto: una sistematización por la que se está trabajando a la vez en lo urbano y en lo edilicio, en lo grande y en lo chico, en lo poético y en lo técnico, al servicio siempre de sus habitantes. Así que si el concepto de sistema es el argumentarlo que ofrezco al lector y, sobre todo, al estudioso que se enfrente a la comprensión de las páginas que siguen, la excelencia es el término que considero más ajustado para la calificación de su contenido. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos. Profesor de PFC y Responsable del Taller H.
- PublicationBodega de crianza y residencia taller. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2011) Ruiz Taroncher, AídaLlegar hasta el Rebollar implica multitud de caminos serpenteantes, de ahí la importancia del recorrido dentro de la intervención. Aprender a escuchar el murmullo, el rumor del lugar, es una experiencia necesaria y previa a cualquier línea. Necesitaba conseguir un argumento proyectual que hiciera posible que fuera el propio lugar el que suministrara las pautas de la intervención. La arquitectura se ha convertido en la forma de materializar un instinto fruto de la reflexión. Este discurso, surge de la convicción de considerar la pieza resultante un mecanismo de respuesta a las múltiples preguntas que surgían al intervenir en el claro del bosque. Se trata de una romántica lectura de pasado racionalista. Existe una necesidad de transmitir sensaciones, no es un escenario adicional el de las emociones, sino una necesidad incorporada desde las primeras decisiones. Lo que ha determinado la propuesta arquitectónica ha sido la responsabilidad de situarme en un paisaje extraordinario. Proyectar algo gigantesco hubiera alterado irreversiblemente el equilibrio, por lo que decidí enterrar, como primera decisión para amortiguar el impacto. Decido enterrar la bodega porque de esta manera consigo de forma natural las condiciones óptimas para la elaboración del vino. Se trata de una bodega que incorpora criterios de sostenibilidad, y que pretende poner de manifiesto los primitivos, pero eficaces comportamientos pasivos de la arquitectura enterrada. Enterrada y en rampa, consigo un buen funcionamiento de la bodega por gravedad. La lógica de las arquitecturas excavadas necesita de una reflexión adicional que tenga en cuenta sus posibilidades y las ponga en valor. Entendemos el construir como acto humano, frente a excavar como acto animal, y asimilamos cueva a lo primitivo, a lo poco civilizado. Las cuevas son y serán siempre arquitectura en su expresión más pura, arquitectura del espacio más que de la forma, de la luz más que del efecto visual. Un condicionante principal era la flexibilidad espacial, de tal manera, que se plantea un contenedor elástico, los espacios reservados a las distintas actividades son capaces de crecer y decrecer en función de las necesidades. Son espacios en los que se desarrollan usos complementarios ( y no coincidentes en el tiempo) como pueda ser la entrada de uva y la salida de vino). Se trata de una bodega lineal y en rampa, donde la altura del forjado de cubierta permanece constante. Decreciendo la altura libre a medida que avanza la uva. Confiando en la abstracción para sugerir más allá de la apariencia misma. La decidida opción por la economía de gestos hace que sólo sean posibles aquellos realmente esenciales y sinceros. Elementos constructivos y materiales de trabajo: el espacio, la luz y el paisaje.
- PublicationBodega de crianza y Residencia-Taller en Moixent. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2011) González Jiménez, EvaSANA HERIDA El proyecto final de carrera de Eva González tiene algo de esa ancestral manera con la que el agricultor ¿hiere¿ la tierra para sanarla o el estilete reaviva el tejido necrosado; como lo hace el arado para abrir surcos en los que fructifica la semilla y como lo hacían las antiguas curanderas astures consagradas a la Madre Tierra. Es un proyecto excelente. Hay, en primer lugar, una lectura biográfica del lugar, una relectura, una reinterpretación, una digestión casi, cuyo producto final convenientemente destilado reaparece en el resultado proyectual con una naturalidad que lo aproxima a la optimización de recursos con la que me gusta redefinir el concepto de sostenibilidad apropiado por la disciplina arquitectónica. La idea de itinerario o, mejor, de recorrido acaece un hilo conductor del que no se alejan ¿desde los primeros bocetos- las soluciones formales o las constructivas, confiriendo al trabajo esa cualidad de unidad que siempre conviene al hecho arquitectónico. Y no se trata ya de comprobar la fina sensibilidad de su autora para incluirse en el paisaje sin necesidad de hablar del famoso ¿impacto ambiental¿ porque este proyecto ¿construye¿ el paisaje y complementa su estado anterior hasta completarlo añadiendo un ingrediente productivo que acaba por perfeccionarlo. Es singular que para ello Eva González haya optado por interpretar ¿a la contra¿ la topografía y encontrarse transversalmente con las curvas de nivel, alejándose del aterrazamiento abancalado propio de la preparación para el cultivo, y más estático, descubriendo una manera heredada del camino, más dinámico. Y hay una cadencia, un ritmo, que se plasma en cada estancia según su uso y su significado dentro del programa funcional y se materializa de acuerdo con su localización relativa y su dimensionamiento específico. Son acertadas las decisiones en la elección de los materiales y sistemas constructivos adoptados, ilustrando con sencillez la permanente ambición arquitectónica de ligar lo natural con lo artificial, lo artesanal con lo tecnológico, el marco con el nuevo contenido, lo preexistente con lo proyectado, lo viejo con lo nuevo en suma. Hay ese compromiso noble siempre presente en el entusiasmo del neófito, pero hay también una rara madurez propia de la militancia antigua, que se expresa con serenidad y contundencia acercando los extremos de ilusión y realismo que suelen caracterizar las mejores muestras de la arquitectura construida. Y hay un misterio preciso ¿si es que es posible tan enigmática mixtura- que en el muro, ese muro que es lenguaje confesado por la autora, cobra carta de naturaleza, dimensión y función añadida. La sobriedad del espacio que encierra pertenece a la categoría de lo que quiero denominar prosa poética (permítaseme el atrevimiento). La riqueza formal, la calidad estética del conjunto dan cuenta de una sensibilidad al servicio de lo razonable, dado su confortable encuentro con el rigor constructivo. Todo esto se observa en cada uno de los documentos que componen un estudio exhaustivo, desde la analítica completa del lugar y del programa de necesidades hasta el dibujo preciso ¿y precioso- por el que se comprende lo ajustado de las soluciones y la posibilidad cierta de su ejecución. Como Presidente del Tribunal que juzgó su exposición y defensa públicas, doy fe de lo apropiado de las mismas y del dominio de la ya arquitecta de su propio discurso arquitectónico. Y quiero destacar, sin merma de mérito alguno de la autora, la labor de dirección ejercida por el profesor Campos. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.