H2o³. Cátedra Arquitectura Sostenible / Taller H
Permanent URI for this community
La finalidad de la Cátedra Bancaja Habitat es promover la investigación sobre los principios proyectuales que deben guiar la enseñanza y la producción de una arquitectura comprometida con el desarrollo sostenible. En consecuencia, su actividad investigadora y la práctica aplicada que de ella puede desprenderse contemplará no sólo las cuestiones Medioambientales y las relacionadas con el Ahorro Energético y de Recursos Hídricos, sin o también aquellas otras de carácter social y económico que están en la base de una actitud auténtica y solidaria sobre la "sostenibilidad" tanto en su dimensión territorial, como en la más propiamente arquitectónica.
Browse
Browsing H2o³. Cátedra Arquitectura Sostenible / Taller H by Subject "Bodega"
Now showing 1 - 2 of 2
Results Per Page
Sort Options
- PublicationBodega de crianza y residencia taller. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2011) Ruiz Taroncher, AídaLlegar hasta el Rebollar implica multitud de caminos serpenteantes, de ahí la importancia del recorrido dentro de la intervención. Aprender a escuchar el murmullo, el rumor del lugar, es una experiencia necesaria y previa a cualquier línea. Necesitaba conseguir un argumento proyectual que hiciera posible que fuera el propio lugar el que suministrara las pautas de la intervención. La arquitectura se ha convertido en la forma de materializar un instinto fruto de la reflexión. Este discurso, surge de la convicción de considerar la pieza resultante un mecanismo de respuesta a las múltiples preguntas que surgían al intervenir en el claro del bosque. Se trata de una romántica lectura de pasado racionalista. Existe una necesidad de transmitir sensaciones, no es un escenario adicional el de las emociones, sino una necesidad incorporada desde las primeras decisiones. Lo que ha determinado la propuesta arquitectónica ha sido la responsabilidad de situarme en un paisaje extraordinario. Proyectar algo gigantesco hubiera alterado irreversiblemente el equilibrio, por lo que decidí enterrar, como primera decisión para amortiguar el impacto. Decido enterrar la bodega porque de esta manera consigo de forma natural las condiciones óptimas para la elaboración del vino. Se trata de una bodega que incorpora criterios de sostenibilidad, y que pretende poner de manifiesto los primitivos, pero eficaces comportamientos pasivos de la arquitectura enterrada. Enterrada y en rampa, consigo un buen funcionamiento de la bodega por gravedad. La lógica de las arquitecturas excavadas necesita de una reflexión adicional que tenga en cuenta sus posibilidades y las ponga en valor. Entendemos el construir como acto humano, frente a excavar como acto animal, y asimilamos cueva a lo primitivo, a lo poco civilizado. Las cuevas son y serán siempre arquitectura en su expresión más pura, arquitectura del espacio más que de la forma, de la luz más que del efecto visual. Un condicionante principal era la flexibilidad espacial, de tal manera, que se plantea un contenedor elástico, los espacios reservados a las distintas actividades son capaces de crecer y decrecer en función de las necesidades. Son espacios en los que se desarrollan usos complementarios ( y no coincidentes en el tiempo) como pueda ser la entrada de uva y la salida de vino). Se trata de una bodega lineal y en rampa, donde la altura del forjado de cubierta permanece constante. Decreciendo la altura libre a medida que avanza la uva. Confiando en la abstracción para sugerir más allá de la apariencia misma. La decidida opción por la economía de gestos hace que sólo sean posibles aquellos realmente esenciales y sinceros. Elementos constructivos y materiales de trabajo: el espacio, la luz y el paisaje.
- PublicationBodega de crianza y Residencia-Taller en Moixent. PFC 2008(Cátedra Universidad Empresa Arquitectura Sostenible Bancaja Habitat, 2011) González Jiménez, EvaSANA HERIDA El proyecto final de carrera de Eva González tiene algo de esa ancestral manera con la que el agricultor ¿hiere¿ la tierra para sanarla o el estilete reaviva el tejido necrosado; como lo hace el arado para abrir surcos en los que fructifica la semilla y como lo hacían las antiguas curanderas astures consagradas a la Madre Tierra. Es un proyecto excelente. Hay, en primer lugar, una lectura biográfica del lugar, una relectura, una reinterpretación, una digestión casi, cuyo producto final convenientemente destilado reaparece en el resultado proyectual con una naturalidad que lo aproxima a la optimización de recursos con la que me gusta redefinir el concepto de sostenibilidad apropiado por la disciplina arquitectónica. La idea de itinerario o, mejor, de recorrido acaece un hilo conductor del que no se alejan ¿desde los primeros bocetos- las soluciones formales o las constructivas, confiriendo al trabajo esa cualidad de unidad que siempre conviene al hecho arquitectónico. Y no se trata ya de comprobar la fina sensibilidad de su autora para incluirse en el paisaje sin necesidad de hablar del famoso ¿impacto ambiental¿ porque este proyecto ¿construye¿ el paisaje y complementa su estado anterior hasta completarlo añadiendo un ingrediente productivo que acaba por perfeccionarlo. Es singular que para ello Eva González haya optado por interpretar ¿a la contra¿ la topografía y encontrarse transversalmente con las curvas de nivel, alejándose del aterrazamiento abancalado propio de la preparación para el cultivo, y más estático, descubriendo una manera heredada del camino, más dinámico. Y hay una cadencia, un ritmo, que se plasma en cada estancia según su uso y su significado dentro del programa funcional y se materializa de acuerdo con su localización relativa y su dimensionamiento específico. Son acertadas las decisiones en la elección de los materiales y sistemas constructivos adoptados, ilustrando con sencillez la permanente ambición arquitectónica de ligar lo natural con lo artificial, lo artesanal con lo tecnológico, el marco con el nuevo contenido, lo preexistente con lo proyectado, lo viejo con lo nuevo en suma. Hay ese compromiso noble siempre presente en el entusiasmo del neófito, pero hay también una rara madurez propia de la militancia antigua, que se expresa con serenidad y contundencia acercando los extremos de ilusión y realismo que suelen caracterizar las mejores muestras de la arquitectura construida. Y hay un misterio preciso ¿si es que es posible tan enigmática mixtura- que en el muro, ese muro que es lenguaje confesado por la autora, cobra carta de naturaleza, dimensión y función añadida. La sobriedad del espacio que encierra pertenece a la categoría de lo que quiero denominar prosa poética (permítaseme el atrevimiento). La riqueza formal, la calidad estética del conjunto dan cuenta de una sensibilidad al servicio de lo razonable, dado su confortable encuentro con el rigor constructivo. Todo esto se observa en cada uno de los documentos que componen un estudio exhaustivo, desde la analítica completa del lugar y del programa de necesidades hasta el dibujo preciso ¿y precioso- por el que se comprende lo ajustado de las soluciones y la posibilidad cierta de su ejecución. Como Presidente del Tribunal que juzgó su exposición y defensa públicas, doy fe de lo apropiado de las mismas y del dominio de la ya arquitecta de su propio discurso arquitectónico. Y quiero destacar, sin merma de mérito alguno de la autora, la labor de dirección ejercida por el profesor Campos. José María Lozano Velasco. Doctor Arquitecto. Catedrático de Proyectos Arquitectónicos profesor de PFC y responsable del Taller H.